4 feb 2011

Te averguenza tu mamá? Post para recapacitar




Cuando viniste a este mundo,

Ella te sostuvo en sus brazos.
Tú se lo agradeciste gritando.

Cuando tení­as un 1 año,
Ella te alimentaba y te bañaba.
Tú se lo agradeciste llorando la noche entera.

Cuando tení­as 2 años,
Ella te enseñó a caminar.
Tú se lo agradeciste huyendo de Ella cuando te llamaba.

Cuando tení­­as 3 años,
Ella te hací­­a todas las comidas con amor.
Tú se lo agradeciste tirando el plato al piso.

Cuando tení­­as 4 años,
Ella te dio unos lápices de colores.
Tú se lo agradeciste pintando todas las paredes del comedor.

Cuando tení­as 5 años,
Ella te vestí­­a para las ocasiones especiales.
Tú se lo Agradeciste tirándote enlodándote a más no poder.

Cuando tení­Âas 6 años,
Ella te llevaba a la escuela.
Tú se lo agradeciste gritándole: ¡NO VOY A IR!

Cuando tení­as 7 años,
Ella te regaló una pelota.
Tú se lo agradeciste arrojándola contra la ventana del vecino.

Cuando tení­­as 8 años,
Ella te trajo un helado.
Tú se lo agradeciste derramándoselo sobre su falda.

Cuando tení­as 9 años,
Ella té pago unas clases de piano.
Tú se lo agradeciste nunca practicando.

Cuando tení­­as 10 años,
Ella te llevaba con el auto a todas partes de Gimnasio al
partido de fútbol, de fiestas de cumpleaños, a otras fiestas.
Tú se lo agradeciste cuando salí­as del coche y nunca mirabas atrás.

Cuando tení­Âas 11 años,
Ella te llevó a ti y a tus amigos a ver una pelí­­cula.
Tú se lo agradeciste diciéndole que se sentara en otra fila.

Cuando tení­as 12 años,
Ella te aconsejó que no miraras ciertos programas.
Tú se lo agradeciste esperando que ella se fuera de la casa.

Cuando tení­as 13 años,
Ella te sugirió un corte de pelo que estaba de moda.
Tú se lo agradeciste diciéndole que Ella no tenia gusto.

Cuando tení­­as 14,
Ella té pagó un mes de vacaciones en el campamento de verano..
Tú se lo agradeciste olvidándote de escribirle una carta.

Cuando tení­­as 15,
Ella vení­­a de trabajar y querí­­a darte un abrazo.
Tú se lo agradeciste cerrando con llave la puerta de tu habitación.

Cuando tení­as 16,
Ella te enseñó cómo manejar su coche.
Tú se lo agradeciste usándoselo todas las veces que podí­as.

Cuando tení­­as 17 años,
Ella esperaba una llamada importante
Tú se lo agradeciste, hablando por teléfono toda la noche.

Cuando tení­­as 18,
Ella lloró en la fiesta de tu graduación de la escuela.
Tú se lo agradeciste estando de fiestas hasta el amanecer.

Cuando tení­­as 19 años,
Ella té pagó la cuota de la universidad, te llevó en coche hasta el campus y cargó tus maletas.
Tú se lo agradeciste diciéndole adiós desde fuera del dormitorio, así­­ no te
sentirí­as avergonzado ante tus amigos.

Cuando tení­as 20 años,
Ella te preguntó si estabas saliendo con alguien.
Tú se lo agradeciste diciéndole:

Cuando tení­as 21 años,
Ella te sugirió algunas carreras para tu futuro
Tú se lo agradeciste diciéndole: “No quiero ser como Tú.

Cuando tení­­as 22,
Ella te abrazó en la fiesta de graduación de la Universidad.
Tú se lo agradeciste diciéndole si te podí­­a pagar un viaje a Europa.

Cuando tení­­as 23,
Ella te dio algunos muebles para tu primer departamento.
Tú se lo agradeciste diciéndoles a tus amigos que los muebles eran feos.

Cuando tení­­as 24,
Ella conoció a tu futura esposa y le preguntó sus planes para el futuro.
Tú se lo agradeciste con una mirada feroz y le gritaste ¡Cállate!.

Cuando tení­as 27,
Ella te ayudó a pagar los gastos de tu boda y llorando te dijo que te amaba muchí­simo.
Tú se lo agradeciste mudándote por la mitad de el paí­s.

Cuando tení­­as 30,
Ella te dio algunos consejos para cuidar al bebé.
Tú se lo agradeciste, diciéndole que las cosas son diferentes ahora.

Cuando tení­­as 40,
Ella te llamó para recordarte el cumpleaños de tu Papá.
Tú se lo agradeciste diciéndole que estabas muy ocupado.

Cuando tení­­as 50,
Ella se enfermó y necesitó que la cuidaras.
Tú se lo agradeciste leyendo sobre la carga que representan los padres hacia los hijos.
De repente, un dí­a
Ella silenciosamente MURIOOOO
Y todas las cosas que nunca hiciste cayeron como un trueno.

Tomémonos un momento para rendir honor y tributo a la persona que llamamos MAMí­Â,
aunque algunos no la pueden llamar así­ de ese modo abiertamente.

No hay sustituto para Ella. Alegra cada momento. Aunque a veces, Ella no parezca la
mejor de las amigas, quizás no concuerde con tu forma de pensar, pero aún así­­

¡Es tú Madre!

Ella estará allí­­ para ayudarte con tus dolores, tus penas, tus frustraciones.
Pregúntate a ti mismo:

¿Has LIMITADO tu tiempo para estar con Ella, para escuchar sus quejas sobre el
trabajo en la cocina, su cansancio?

Sé prudente, generoso y muéstrale el debido respeto, aunque tú pienses diferente de
Ella.

Una vez que se vaya de este mundo, solamente los recuerdos cariñosos del Ser Que
Llamamos Mamá Solo Eso Nos Queda Bendí­cela y pide a Dios por ella, porque Dios en su infinita misericordia le dio la dicha de ser Madre y a ti el de tener una Mama.

Mi intencion no es hacer sentir mal a nadie sino recordar los lindos momentos

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